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letras de tango

Cortate el pelo

No me convencés con tus versos de poeta
Nunca has de saber laburar a una pebeta,
Hoy para engrupir has de ser muy bacán
Y tener tu libreta en el “cobán”.

Cómo te atrevés a batir que soy tu anhelo
Si es que vos querés que te llegue un día más,
Enfundá la lira y cortate el pelo
Y este traje reo lo mandás al “agua prá”.

No te vengás a cantarme a la ventana
Porque mi vieja, que es italiana,
Quiere fajarte la palangana
A ver si puede embocarte en el testún.
Y no me mires, por Dios, con esa cara
De Jesucristo piantado de la cruz.

No me convencés con tus versos de poeta
No es por ese lado que se engrupe a una pebeta,
Hoy para engrupir has de ser muy bacán,
Y tener tu libreta en el “cobán”.

Cómo prentendés, sin un mango en el bolsillo
Que vaya con vos a vivir a tu bulín,
Arreglate solo, en el conventillo
Ya que no querés aflojar tu berretín.

No te vengás a fajarme serenata
Mi viejo dice que es pura lata,
Pa´ convencerlo mostrale plata
Que para el vento, mi viejo es como luz.
Y no lo mires, por Dios, con esa cara
De Jesucristo piantado de la cruz.

 

Letra : Manuel Romero
Música : Fernando Montoni (Fernando José Juan Montoni)

Grabado por el Sexteto de Carlos Di Sarli cantando el estribillo Santiago Devin. (sello RCA, 16-11-1929)

Grabado por Libertad Lamarque con acompañamiento de guitarras. (sello RCA, 28-11-1929)

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En el cielo

Linda es mi agonía, vuelvo a verte
A pesar que estás ausente de la vida.
Lloro de alegría por mi suerte
Hasta al cielo iré enseguida para amarte,
Adorarte y tenerte siempre… siempre…
Corazón, ¡te quiero más que antes!
Allá en el cielo,
Frente a Dios, eternamente,
Volveremos a encontrarnos
Para nunca separarnos más.
Libres…
Escuchá también Nostalgias tango
No tendremos que escondernos,
Como antes, para vernos,
Por temor al qué dirán.
Creo
Allá no valen papeles,
Ni prejuicios, ni más leyes
Que el amor y la verdad.
Seremos felices en el cielo,
Allá en la eternidad.
Todo es efímero en la vida,
Fui feliz porque tenía tu cariño.
Casi enloquecí cuando morías,
No eras libre y no podía ir a verte.
Abrazarte y besarte no podía,
Pero sé que pronto he de tenerte.
Allá en el cielo,
Frente a Dios, eternamente,
Volveremos a encontrarnos
Para nunca separarnos más.
Libres…
No tendremos que escondernos,
Como antes, para vernos,
Por temor al qué dirán.
Creo
Allá no valen papeles,
Ni prejuicios, ni más leyes
Que el amor y la verdad.
Seremos felices en el cielo,
Allá en la eternidad.
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Añorando

 

Felices horas que ya pasaron
Horas felices de dulce amor
Cuando era joven y se llenaba
De ensueños tiernos mi corazón
Felices horas que ya pasaron
Novias que el tiempo pudo borrar
Y hoy es tristezas hondas
Trucáronse las flores de mi ilusión

Hoy que todo lo he perdido
Y vivo enfermo de amor
Aun la amorosa esperanza
Acaricia mi dolor
Y se entreabren en mi vida
Las flores de mi ilusión
Y se llena de consuelo y fervor
Mi fiel corazón

Amadas novias que ya pasaron
Llorando ese instante de dulce amor
Todo en las sombras de mis pesares
Todo ya todo mustio quedó
Hoy solo tengo cruentas torturas
Solo torturas y hondo dolor
Más el consuelo no me abandona
Y endulza mi aflicción

Hoy que todo lo he perdido
Y vivo enfermo de amor
Aun la amorosa esperanza
Alivia ya mi dolor
Y se entreabren en mi vida
Las flores de la ilusión
Y se llena de consuelo y fervor
Mi fiel corazón

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De la loba

Tango 1952
Música: Oscar Cianciarulo
Letra: Vicente Planells del Campo

Los cuarenta inviernos
los lleva en arrugas,
esa mujer indomable
que el bajo recogió.
Su turbio pasado
va escrito en sus ojos,
que parecen despojos
de un algo que brilló.

Nadie conoce su vida turbia
ignoran todos su desconcierto,
carne de arroyo, no tiene cuna
toda choza es su puerto.
Llevando al hombro su desventura
busca en la noche, quizá qué estrella,
y es hoy su vida, sin fe ni huella,
hosca y fría como el dolor.

Cuando la luna refleja
su luz de plata en el río,
como una sombra, parada está
desvariando y gimiendo.
Es esa loba taimada
que ansía en su desencanto,
hallar aquella hija que ayer
ella hundió en el placer.

Con fiebre de bruja
recorre las calles,
esa mujer indomable
que la vida enlodó.
Se ahoga en la angustia
¡ni un recuerdo evoca!,
que su pena de loca
la ternura mató.

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Cosas del amor

Polca
Música: Alfredo Malerba
Letra: Rodolfo Sciammarella

 

Me pidieron que cantara
y los voy a complacer;
cantaré las cosas raras
que el amor nos hace hacer.
Y verán que no es un sueño
y han de darme la razón,
que los cuadros más risueños
fue el amor quien los pintó.

¡Ay!… ¡Ay!…
¡Qué gran diversión!
¡Ay!… ¡Ay!…
¡Cosas del amor!

Miren a esa ñata
con que narigón,
por correspondencia
se logró la unión.
Esas son las bromas
que nos da el amor
a mí, a usted, a él, a aquel,
y a todos por igual
nos hace dar más vueltas
que gallina en el corral.

Es inútil que una rubia
un morocho quiera hallar
si en la polka de la vida
con un negro ha de bailar.
Esa otra lo soñaba
de caballo ensortijao,
y el travieso de Cupido
la flechó con un pelao.

¡Ay!… ¡Ay!…
¡Qué gran diversión!
¡Ay!… ¡Ay!…
¡Cosas del amor!

Todas las locuras
que se han visto hacer
son y siempre han sido
hijas del querer.
El amor fue siempre
el gran emperador
que a mí, a usted, a él, a aquel
y a todos por igual,
nos hace dar más vueltas
que gallina en el corral.

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Caballito criollo

¡Caballito criollo del galope corto,
del aliento largo y el instinto fiel!
¡Caballito criollo que fue como un asta
para la bandera que anduvo sobre él!

¡Caballito criollo que de puro heroico
se alejó una tarde de bajo su ombú,
y en alas de extraños afanes de gloria
se trepó a los Andes y se fue al Perú!

¡Se alzará algún día, caballito criollo,
sobre una eminencia un overo en pie;
y estará tallada su figura en bronce,
caballito criollo que pasó y se fue!

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Anclao En Paris

Anclao En Paris
Carlos Gardel

Tirao por la vida de errante bohemio
Estoy, buenos aires, anclao en paris.
Cubierto de males, bandeado de apremio,
Te evoco, desde este lejano país.
Contemplo la nieve que cae blandamente
Desde mi ventana, que da al bulevar:
Las luces rojizas, con tono muriente,
Parecen pupilas de extraño mirar.

Lejano buenos aires, ¡que lindo has de estar!
Ya van para diez años que me viste zarpar…
Aquí, en este montmartre, faubourg sentimental,
Yo siento que el recuerdo me clava su puñal.

¡como habrá cambiado tu calle corrientes!…
¡suipacha, esmeralda, tu mismo arrabal!…
Alguien me ha contado que estas floreciente
Y un juego de calles se da en diagonal…
¡no sabés las ganas que tengo de verte!
Aqui estoy varado, sin plata y sin fe…
¡quién sabe una noche me encane la muerte
Y, chau buenos aires, no te vuelva a ver!

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Rubí

Ven… No te vayas…
Qué apuro de ir saliendo.
Aquí el ambiente es tibio
y afuera está lloviendo.
Ya te he devuelto
tus cartas, tus retratos.
Charlemos otro rato
que pronto ya te irás.
Ya nada tuyo me queda al separarnos.
Es eruel la despedida
y triste el distanciarnos…
Hoy… Ven…
No lloremos,
que las lágrimas conmueven
y nada debe
detener tu decisión.

Rubí… acuérdate de mí.
No imploro tu perdón,
mas de tu corazón no me arrojes
Rubí… ¿Adónde irás sin mí?
¡Cuando no estés conmigo,
quién podrá quererte así!
Rubí… En este instante gris,
un último dolor
me causará tu adiós.
Después, la noche,
con su frío y con su iluvia
pondrá su broche sobre mi corazón.

Vas a dejarme… Sin duda, sufriremos.
Con nuestros sinsabores
por senda aparte, iremos…
No has de olvidarme por más que no te vea.
Yo viviré en tu idea
y tú en mi corazón…
Ven, que la lluvia, afuera, no ha cesado…
La noche es cruel y fría
¡No salgas de mi lado!… ¡Amor!
Borremos todo, amada mía, que esta escena
ha sido sólo un episodio sin valor.

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La Maestra

Poema lunfardo

Letra: Héctor Gagliardi

Tan buena como mi vieja
y como ella nerviosa,
de las que agrandan las cosas
y que por nada se quejan.
Tenía entre ceja y ceja
esa cuestión del aseo
y en lo mejor del recreo
revisaba las orejas.

Decía que un pajarito
al oído le nombraba
los niños que conversaban
cuando salía un ratito.
Y si un grandote de quinto
armaba la tremolina,
parecía una gallina
cuando tiene los pollitos.

Nos tomaba la lección
siguiendo el orden de lista
y obligaba con la vista
a seguir con atención;
Yo era medio remolón
porque andaba por la “G”
y cien veces me chasquié
al preguntar de a traición.

Se pasaba todo el día
prometiendo malas notas
y que en vez de la pelota
estudiaran geometría.
Era mujer… ¡que sabía
de un golazo de boleo!…
por eso es que en el recreo
los muchachos se reían….

Pero un vez se enfermo
y mandaron la suplente
que enseñaba diferente
y hasta un día de “usted” nos trató;
Y nosotros …¡qué sé yo!…
sería mejor maestra
pero fieles a la nuestra
declaramos el boicot.

Y cuando vino al grado
después de la enfermedad
nos pusimos a gritar
que casi la desmayamos
y cuando vio tantas manos
que la querían tocar
de floja se echó a llorar
y nosotros la imitamos.

¡Ah! ¡Pobre maestra mía!
¡cómo estarás de vieja!…
Revisame las orejas
soy un chico todavía.
No sabes con que alegría
quisiera volverte a ver:
no me vas a conocer
pero entonces te diría:

Yo ocupaba el tercer banco
al lado de la ventana
el que abría las persianas
cuando el sol no daba tanto.
El que se ahogaba de llanto
el día que te dejó
y que nunca te olvidó
y es por eso que te canto.

Vos sos la dulce canción
de la edad que ya se fue
hoy he venido otra vez
para darte la lección:
Preguntame de a traición
maestra del cuarto grado
que cuanto me has enseñado
lo llevo en el corazón…

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Nadie puede

Letra de Roberto LAMBERTUCCI
Música de JUAN José PAZ

Intérpretes:
1) Alberto Podestá (Washington Alí)
«Alma de bohemio»
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2) Roberto Goyeneche
«Yo canto tangos»
L.p. rca candem cal 3141

!Nadie!,
yo no quiero ser
el simple nadie,
de tu amor,
!piensa!,
deja que martille
en tu conciencia,
nuestro dios….
dime que el rencor,
en ti no existe,
bríndame el calor
de tu regreso
dime que aún,
conservas el pañuelo,
con el retrato
del primer beso.
Siempre tristes,
miran sin mirar,
mis ojos tristes,
por tu amor.
!Vamos!, !vamos! vén
y tiéndeme la mano,
del perdón,
debes recordar nuestro pasado,
no se justifica tu desaire,
piensa que no puedo ser el nadie,
de tu amor.
Triste, miran sin mirar
mis ojos tristes, por tu amor,
!vamos!, vamos, ven
y tiéndeme la mano
del perdón,
debes recordar nuestro pasado,
no se justifica tu desaire,
piensa que no puedo ser el nadie,
de tu amor.