Música: Emilio Marchiano
Letra: Juan Velich
¡Pa’ que bronquen los otarios, la patino por la vida, dando dique de magnate, de poeta y malandrín; y hay que ver cómo la parla esa pléyade engrupida que destila su veneno en las sombras escondida, porque el diablo le ha llenado las zabecas de aserrín! La mistonga y vil falange de los emberretinados que han soñado ser panteras siendo gatos de albañal, me rejunan y mastican porque viven amargados sin manyar que hay en mi mente pensamientos delicados y en mi pecho canta un ave su gran cántico triunfal. ¡Ni hoy ni, ni nunca, la calumnia, me ha de hacer temblar los hombros claudicando con el credo de mi dulce libertad, yo soy pájaro que altivo paso sobre los escombros de esa mugre vespertina que vegeta, sin asombros, porque supe por carpeta imponer mi voluntad! La chamuyan porque embrocan que con mis filosofías el carrito de mi vida ranamente acomodé, y es por eso que lo orres al palpar mis alegrías, la chimentan y le fajan a las nobles cosas mías, adjetivos que en mi cuenta anotarlos no pensé. Hay que ser canchero viejo pa’ dar cauce al pensamiento no arrollarse ante la envidia de la histérica legión, que el varón, si es hombre listo y de sano sentimiento, no lo embarran las miserias de ese sucio batimento porque vive abroquelado por el Dios de la razón..