Música: José Mocciola
Letra: Francisco Brancatti
¡No vuelve a despertar la dicha milagrosa que palpé!... Yo siempre te recuerdo sin cesar mas nunca imaginé ¡que pude tu traición llorar!... Tu imagen vive en mí y en las noches infaustas del dolor, gimiendo, sin alivio tu semblante níveo viene ante mis ojos, y al ver los despojos de mis ilusiones, sólo en oraciones le canto al amor... ¡Te confieso que arden en mis labios tus últimos besos!... ¡Y el martirio, mujer, se reveló mortal, pues, tengo que caer bajo este mal!... ¡Si volvieras con la primavera de tu viejo amor, serías mi sostén y besaría, dulce bien ¡tu boca sin rencor!... Te quiero olvidar y siempre te recuerdo, y cual un imán ¡me atrae la pasión!... ¡Si busco reír te juro que me pierdo, en el hondo mar de la meditación!... Y es que no puede el olvido con mi angustia pertinaz, falta calor en mi nido princesita cruel... ¡Devuélveme la paz!...